En el año 1872 un destacado vecino de la ciudad, el Ing. Nicolás Grondona, inicia una campaña de recolección de fondos para construir dos monolitos: uno en la isla del Espinillo y otro en Rosario, lugares de emplazamiento de las baterías de Belgrano. Solamente consigue levantar el primero, que es destruido por una creciente del río Paraná unos años después.
En 1898 investigaciones históricas determinan el exacto lugar donde se enarbola por primera vez la bandera nacional creada por Belgrano. El 9 de julio de ese año se coloca en el lugar la piedra fundamental del futuro monumento. Dicha piedra se encuentra hoy en la Cripta, casi en el mismo sitio en que fuera colocada originalmente.
En 1910 el Gobierno nacional destina los fondos para la construcción de un monumento a la bandera, y encarga su ejecución a la artista tucumana Lola Mora. Ésta comienza a realizar las estatuas en Italia y las va enviando a medida que están terminadas. Las estatuas de desnudos que realiza la artista (por ejemplo, la Fuente de las Nereidas de Buenos Aires) movilizan los prejuicios de la sociedad victoriana de la época y el proyecto es abandonado. Las estatuas ya realizadas deambularon por la ciudad, hasta que en 1977 son reacondicionadas y pasan a integrar el grupo del Pasaje Juramento.
Tras la rescisión del contrato con Lola Mora, la Comisión Pro-Monumento a la Bandera, convoca a un Concurso de Anteproyectos en el año 1928. Pocos datos se tienen de aquel concurso, pero se sabe que los proyectos no alcanzaron las expectativas del Jurado y fue declarado desierto.
Finalmente, en marzo de 1939 un decreto presidencial llama a concurso de planos y presupuesto para la realización del tan ansiado monumento, fijando un plazo hasta el 30 de junio de 1940 y en $1.000.000 m/n el monto máximo para su construcción. Se presentan doce anteproyectos y el jurado se expide el 22 de septiembre de 1940, otorgando cuatro premios y tres menciones.
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